27/9/07

La Compasión

La compasión es, sin duda, uno de los valores más importantes inculcados en la filosofía occidental cristiana. Según el diccionario de la real academia española compasión es el sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias.

Bajo esta definición quiero centrarme, especialmente en las palabras conmiseración y lástima.

Citando ahora al filósofo Friedrich Nietzsche, la dificultad de definir lo bueno y lo malo radica en sólo una conclusión: Lo bueno es todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder y el poder mismo; mientras que lo malo es todo lo que proviene de la debilidad (La decadénce humana). Nietzsche, en uno de sus argumentos, declara que está rotundamente en contra de la falsedad del valor de la compasión pues éste es sin duda antinatural - al igual que el cristianismo -. Entre sus bases él dice que incluso apoyándose en la selección natural de las especies, sería antinatural defender y tratar de hacer sobrevivir al débil (a quien se compadece), el cual sólo tiene que desaparecer para que la selección natural se cumpla - al igual que lo ha estado haciendo en todo este tiempo -.

¿Puede ser cierto? ¿Puede ser que la compasión - la misma que nos tildan de maravillosa y hermosa - sea antinatural y a la vez un factor de la decadénce? Quizás nosotros, incluyéndome, no tengamos una capacidad y conocimiento tan amplio como Nietzsche, pero sí podemos opinar según nuestros sentimientos y parecer. Personalmente creo que la compasión no es antinatural, pero tampoco es maravillosa. La compasión, desde un punto de vista egocéntrico, es buena, pues acrecienta el sentimiento de poder. La compasión, es decir, sentir lástima por otros, nos incita de una u otra forma a ayudar al débil, lo que sin lugar a dudas nos causa una satisfacción espiritual y una alegría inmensa. Hasta aquí todo bien...

...Pero, ¿puede esta alegría y satisfacción ser la misma causante de que la compasión sea algo malo? Pues claro, buscar satisfacción egocéntricamente, es decir, compadecerse del prójimo para nuestra alegría, es un factor primordial de la decadénce, y por ende, de nuestra propia debilidad. Al sentir compasión por otros, simplemente estamos dejando que el resto pueda sentir compasión por nosotros. Entonces, ¿es la compasión buena o mala? Bueno, se dice que existe gente tan buena que no ayuda por propia satisfacción, y es muy cierto. Pero a la vez no cabe duda que cuando ellos hacen su trabajo, caen en la debilidad del egocentrismo vanidoso, causado por su propio "bien" (Nadie se entristece cuando hace algo bueno). Aquí entramos al paradigma: ¿Sentir esta satisfacción vanidosa puede ser debilidad si es a la vez un sentimiento de poder? Y así volvemos a lo anterior: ¿Compasión como lo bueno o lo malo?

Supongo que estoy carente de respuestas, pero concluyo un poco satisfecho que la compasión puede ser muy dual, es tanto buena como mala; nos une y nos agranda como comunidad, pero nos debilita como unidad. De todos modos, la compasión no es el valor maravilloso que se plantea en la filosofía occidental cristiana. Detrás de ella, hay mucho más.